Quisimos volver en plena explosión de la naturaleza, sentir esos bosques llenos de vida...
Y puede ser que esta visita haya superado a la anterior.
Pese al coñazo que es viajar en un avión, que sólo mola cuando despega, llegamos puntuales.

Al día siguiente, nuestros amigos nos llevaron a Tynset, un pueblo que esta cerca de 500 km al Norte de Noruega, y de allí un poco más adentro del bosque, a un sitio de cuento...
Cabañas de madera con trozos de bosque en el tejado, bosques antiguos, vida salvaje. Gracias por esta experiencia Helen y Elías!!

No podía parar de dibujar lo que tenía delante y mi rotulador prácticamente ya se ha secado. Vimos un Jerv (en noruego) o wolverine (en ingles). Mucha suerte tuvimos porque es muy raro verlo, hay gente de Tynset que no lo ha visto en su vida!

También vimos un Alce por la noche, águilas, halcones, ratones correteando por todos los lados y teníamos una pequeña comadreja de vecina. Un bicho muy curioso y muy simpático.
Incluso hicimos una casa de madera entre los árboles para la pequeña Hannah, un encanto de niña, no se quién se lo pasó mejor haciéndola, si el padre y yo o la pequeña. :)
Hacía frío, 7º de máxima, pero la leña de la lumbre daba su toque romántico y calentito. Pudimos incluso encender un fuego fuera y zamparnos unas buenas costillas hechas al estilo de Tynset.
Un viaje para recordar toda la vida. Y como siempre, me encanta compartirlo con vosotros
Espero que os guste!
Salud y rocanrol!


